jueves, 24 de septiembre de 2009

¡Hola corazón, ya estoy llegando, ¿ya?!

Contesté el celular y todo fue como un reviente que sacudió mis tímpanos. ¡Hola corazón, ya estoy llegando, ¿ya?!. Me dejé llevar por esa voz de radio: melódica, empalagosa, sensual. Hube de hacer un gesto. Hube de pensar en que estaba pasando por aquel procesamiento confuso. Había tenido mi batalla perdida en el día, desfalleciendo en la noche temprana después de haber tenido jornadas intensas previas. Mis clavículas tensas, unas anotaciones parcas de los cursos que mas que aclararme las vias del conocimiento exiguo me confundían. Y venía a escuchar esa voz, esa voz que proseguía con su melodía entusiasta como si fuera a impacientarse por no obtener respuesta. ¿Quién sería? No lo sé. ¿Sería una broma? Lo descarto por el énfasis ceremonial. Yo me plegué hacia atrás, di una mirada a los embustes de las todavía inauguradas obras del alcalde, y contesté mas seco que un higo envasado herméticamente….”Ya, ya, ya” y colgué haciendo una extrapolación de esa voz que si tuviera la pericia de un pincelista estoy seguro que acorde a su agradabilísimo y sensualon tono, pintaría para hembrón.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Infidelidades

¿A quién o a qué nos arrimamos cuando se nos cruza la penuria como si fuera una garúa de ácido, de ácido que duele cuando descubrimos que alguien a quien queremos tiene, o mejor dicho, ha pasado a la fila de los infieles?

¿Nos arrimamos a nosotros mismos, a estar entre quejidos y ayes que nos conducen a un desmejoramiento que nos descreemos cuando nos repetimos que va a pasar pronto y al final todo va pasando menos el dolor que se hace agudo? (Al final-final va a pasar pero mientras dure el instante se convierte en eterno calvario)

¿Nos arrimamos a la agregaduría amical que nos apoya, que nos escucha y nos da palabras de ánimo y son los que tienen en la confidencialidad el arma con la que podemos sentirnos un poco menos pesarosos ya que contarles nuestra pena ayuda a que la lucha ya no sea solo de uno? (¿Y si fuera que se amigo que esa arma el amigo o amiga nuestro lo utilizara en contra nuestra?)

¿O nos arrimamos a un ser supremo al que buscamos en el silencio y en la soledad del fatídico momento, lo cual no significa que por más descreído que seas de confiar en alguien supremo vayas a desechar tal posibilidad dado que desahogarte contigo mismo no basta y necesita entonces la cobertura de ese ser supremo que los creyentes identicazos como Dios?

¿Acaso no es pues una lección de verdadero consuelo saber que hay alguien allí arriba al que acudes para llorarle por una infidelidad cuando precisamente un acto de infidelidad más acentuado es cuando teniendo todos los bonitos y alegres momentos para acercártele solo miras hacia Él cuando te sientes una hoja estropeada, una sopa fría y aguachenta o una candela que un voraz viento arrasó para ni siquiera dejar cenizas?

Yo creo en Dios y sería infiel si no dijera y si no reconociera que muchas veces le he sido infiel, pero lo maravilloso es que a pesar de ello, Él siempre me escucha con igual o mayor atención que los amigos o lo que yo mismo pudiera escucharme.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Indiferencias, aparte

Hay una historia que ratifica que cuando nos ponemos la mano en el pecho para colaborar por causas buenas se puede mover el mundo hacia mejores perspectivas, o al menos así como va, tan de mal en peor, por lo menos podemos con este tipo de demostraciones desacelerar el empeoramiento. Por estos días hay una campaña a la que lamentablemente la gente no le está dando la debida importancia. Todo lo manoseado o lo que es propenso a serlo puede barrer con toda la atención que alguien sea capaz de dar pero lo concerniente a cosas como el cáncer no pasa simplemente ser mirado desde el balcón con frases de “si pues qué pena da” o “hay que ponernos la mano en el pecho” pero a la hora de la verdad aquellas palabras no son mas que gaseosidad. No es así como se demuestra la convicción que uno dice tener. Por la calle hoy he estado ayer y antesdeayer viendo a los que ayudan a recolectar para la campaña de la LIGA POR LA LUCHA CONTRA EL CANCER y aunque hay que reconocer que hay personas que sacan con las más sinceras ganas de contribuir, otros ni tanto pero al final terminan dando, pero una no despreciable parte es la que campea haciéndose de la vista gorda cuando los voluntarios estan por donde transitan y he visto que algunos voluntarios ni siquiera se les acercan y ya hay como una preprogramacion para huirles, buscando no pasar tan cerca de ellos como para no sentir seguramente el retortijón por ser tan tacaños o indiferentes, que al final se consuman en una misma cosa: que mientras a uno de ellos no les aceche esas enfermedad ya sea directa o indirectamente, el mundo seguira siendo para ellos una confabulación para vivir así sin mas ni mas sin saber que cuando les toca, si es que les toca, otros serán los indiferentes, pero el infortunio será el mismo, o quien sabe, hasta peor.

Indiferencias, aparte

Hay una historia que ratifica que cuando nos ponemos la mano en el pecho para colaborar por causas buenas se puede mover el mundo hacia mejores perspectivas, o al menos así como va, tan de mal en peor, por lo menos podemos con este tipo de demostraciones desacelerar el empeoramiento. Por estos días hay una campaña a la que lamentablemente la gente no le está dando la debida importancia. Todo lo manoseado o lo que es propenso a serlo puede barrer con toda la atención que alguien sea capaz de dar pero lo concerniente a cosas como el cáncer no pasa simplemente ser mirado desde el balcón con frases de “si pues qué pena da” o “hay que ponernos la mano en el pecho” pero a la hora de la verdad aquellas palabras no son mas que gaseosidad. No es así como se demuestra la convicción que uno dice tener. Por la calle hoy he estado ayer y antesdeayer viendo a los que ayudan a recolectar para la campaña de la LIGA POR LA LUCHA CONTRA EL CANCER y aunque hay que reconocer que hay personas que sacan con las más sinceras ganas de contribuir, otros ni tanto pero al final terminan dando, pero una no despreciable parte es la que campea haciéndose de la vista gorda cuando los voluntarios estan por donde transitan y he visto que algunos voluntarios ni siquiera se les acercan y ya hay como una preprogramacion para huirles, buscando no pasar tan cerca de ellos como para no sentir seguramente el retortijón por ser tan tacaños o indiferentes, que al final se consuman en una misma cosa: que mientras a uno de ellos no les aceche esas enfermedad ya sea directa o indirectamente, el mundo seguira siendo para ellos una confabulación para vivir así sin mas ni mas sin saber que cuando les toca, si es que les toca, otros serán los indiferentes, pero el infortunio será el mismo, o quien sabe, hasta peor.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Por qué Malala, por qué?

Te fuiste como sombra muda, a esas tierras del este, dejándome con el bocio inflamado y con la cachimba colgando de mi boca. ¿Por qué eh? Qué te hizo cambiar de opinión si ya habíamos acordado permanecer en trabazón a pesar que nuestro futuro nos deparaba penurias. No termino de entenderlo, pero qué más da, sé que encontrarás un horizonte de ambrosías, delectaciones y de realizaciones, mientras yo bajo un túmulo rodeado de abrojos y malezas no seré más que escoria, reconcomio inerte que en alguna parte de ese lugar por donde deambulan ánimas y seres prístinos haré un espacio tabicado y erigiré una hornacina plasmando tu imagen con los yacimientos de tu recuerdo, y pediré por ti, y haré un cambalache por ti, que todo sufrimiento, desgracia o maldición sean para mí, y que todo rigor dichoso yazga en tu porvenir. Adiós.

domingo, 13 de septiembre de 2009

El Gordo

No se puede hacer dijo el Gordo cuando le dijimos que lo haríamos, y que si contábamos con él nos lo hiciera saber. Él sin mucho de que aspaventarse y directo como es, nos dijo que no se puede, que no, no y no. Pues bien, eso de tratar de convencerlo a nosotros no nos movió pero eso sí nos aseguramos de que se fuera para su casa y que se mostrara de lo más normal pues siempre que había una extraña situación él se ponía nervioso.

Pues bien iniciamos la marcha para llevar acabo lo que habíamos planeado. Teníamos que entrar a una casa que quedaba a unas cuantas cuadras. Era una casa abandonada y de la que se decian muchas cosas raras que siempre salen a flote como que hay aparecidos, sonidos misteriosos y un largo etcétera.

Fuimos pues. Eramos seis premunidos de linternas. Salvo la parte exterior por dentro era oscuro. Pensamos en echarnos para atrás. Nuestra meta era entrar y activar las luces. No era tan difícil, lo supusimos. De un momento a otro hicimos nuestro ingreso. Se escuchaba un crepitar extraño. Quisimos asustarnos, porque se escuchaban pisadas.

Grande fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que era una guarida de gatos, que digamos no nos miraban con mucha cortesía que digamos. Sus ojos relumbraban cuando les apuntábamos con las linternas.

Salimos de allí, nos fuimos a comer y luego cada uno a su casa.

Cuando el Gordo me llamó le dije que Sí habíamos podido entrar y que no había pasado nada salvo que el Truli había decidido adoptar uno de sus gatos contra su voluntad y que algunos arañazos, que se verían el lunes en el colegio, eran la prueba de que imponerse al minino no le había sido fácil.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Bienvenidos sean todos

Escribo este blog como quien incursiona por una nueva calle de un lugar desconocido, que bien puede ser el barrio distinto al que nunca fui, la ciudad de provincia por la que tal vez pasé y jamás visité, o el país distinto al que fui pero solamente a esos sitios enjabonados de buena facha, de calles limpias y balcones bien ornamentados, sin ir a points donde la estética fuera otra y su aire de distinta costura también. Por eso ahora que escribo aprovecho para sacar mi lado oculto, ese lado que por estudiar una carrera muy distinta a lo que son las letras, me ha llevado a taponarlo muchas veces empozándose una tristeza que disimulaba yéndome con los amigos a tomar unas chelas mientras armábamos chacota y le hacíamos silbidos a las ricas hembras. Ya lo iré contando, pero a lo que iba, ¿qué era?...¡Ah sí! Que me doy la bienvenida y de paso se la doy a todos aquellos que compartirán conmigo está bitácora ya sea que la observen tangencialmente o que viertan sobre ella algún comentario venga como venga (con azufre, melcocha, ají) que será siempre bien recibido siempre y cuando no me estén mentando a mi santa madre ni me estén pidiendo citas a ciega (Y no insistan por favor, jaaaaaaaaaaaaaaaaa)

Bueno, ¡¡¡Bienvenidos sean todos!!!