lunes, 30 de noviembre de 2009

CREAMFIELDS

Una desiderata invasiva me hace sombra en esas sombras de luces que eyectan sus filamentos entrecruzados y coloridos a la par del extasis que fluye en escaladas que llegan a revoluciones portentosas cuando los pinchazos van haciendo la introducción a las pistas mas ponderadas. Mi desiderata tiene que ver con el viaje que debí hace y no hice involucrándome así en ese zafarrancho de desboques y corazonadas donde la metamorfosis campea. Fui desempolvando mis desenfados que los deje enmoheciendo en mi vergel que de vergel ya solo tiene brozas y sarmientos secos. Fui porque estaba mi palabra en juego a pesar que no comulgo con la estridencia sicodélica. Creamfields es algo así como un averno al que sus fachas pintan como un edén de desapasionamiento, es decir la gentita no va alli a estar buscando engarces o copula, al menos no explícitamente, allí van a dejar sus loas al desenfreno que se lleva toda la carca que llevan dentro, o sino las que llevan otros. El ambiente se impregna.

Que si me gusto? Pues tengo que reconocer que sí pues hubo un momento en el que mis defensas fueron sucumbiendo a ese retiñido que me emplazaba a desmonsearme. Y pues empecé con esos pasitos roboticos, estrambóticos, mezcla de esclerosis y elasticidad, de dobles, desdobles y zangoloteos. Mi sofisticación llegó, y eso que no lo busqué cuando prorrumpió la tonada de Etienne de Crecy. Loquerío total para mis sentidos. Mis jaeces de caballo circunspecto se hicieron añicos, me volví un jumento silvestre que hace coces, que mueve la cola, que se deja llevar por la gravedad y que poco mas y me ponía a gatear en la llanura de ese Termopilas donde en vez de lanzas los combatientes alzaban sus celulares..

En la cordura de estos mis días y estando ya del otro lado de la orilla rememorativa puedo decir que mi incursión en esa experiencia fue poco menos que un enrevesamiento en el que bien puedo argumentar que mis sentidos fueron secuestrados o que fui dopado para llegar hasta allí. Pero eso no sería veridico. Fui, agarré viada, y cuando salí solo tenía hambre. Comí, me dio sueño, y al irme a jatear me metí una corrida dormilona de casi 16 horas.
Ahora que estoy sobrio puedo decir que fue un chubasco de criminalidad contra mi buena costumbre de no caer en excesos y contra mi oido incipientemente refinado por la buena y verdadera musica. Pero ni modo a veces tomo pendientes tribales, pendientes que me llevan a transfigurarme en un inefable australopiteco.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Despistando al animal que llevo adentro

Miradas secas que se fosilizan en la añadidura de estos días tóxicos. Hay una mortaja que cubre el cadáver en el que me convierto por unas horas mientras camino por allí figurándome ser un explorador en esta jungla cuyo Tarzan cada vez se va quedando mudo. Hay un reflujo condescendiente que no escatima en hacerme guiños. Son los guiños de la desaprensión. Tengo mucha fortuna de poder escabullirme del cadalso consuetudinario de estos días tan entorchados de iracundia, falsedad, desconfianza, vorágine y mucha, mucha grasa.

Acechos raros, pesadillas con tentativas de ser cristalizadas, aparecen en mi mente anquilosada de racionalidad. Estoy agarrando la manía de ir a los acantilados miraflorinos para sumergirme en una abstracción que tiene la virtud de calmarme. Inciensos futuristas vienen jaloneados por el humo de los cigarros que dejo que la intemperie consuma.

Mis pasos se hacen extraños. Siento que una conflagración se pergeña dentro de los bunkers donde mis muchos “yo´s” están reposando esperando prenderse con esa chispa que inesperadamente habrá de llegar exponiéndome a las objeciones recelosas del conciliábulo crítico. Tal vez haya algo de razón en ese recelo puesto que en las ensenadas de mis fijaciones aparentemente calmosas un animal, el animal que llevo dentro, reluce en el altozano cual lobo medianochero que aulla infatigablemente, yo le pongo mute y lo despisto para no acabar al menos por el momento como su bocado, que cuestiones aparte cuando lo sea mi piedra de toque, mi capacidad de discernimiento, hará que mi balanza frente a la vida disminuya el repelús al apagón paulatino de mis sueños secretamente albergados. Cuando llegue ese día la rutina me habrá decapitado.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Albricias de una nueva oportunidad

La viejecita que camina llevando la bonita cesta que se columpia en su antebrazo, que lleva el perfume de santa que le hacen ganarse una irreductible simpatía, que hace crispar su soledad dándoles de comer a los pajarillos que vienen a su pequeño jardin, lleva un sarcófago de vivencias tremebundas, lleva un gramófono de los quejidos más indelebles, lleva los óleos de la compunción mas sañuda. Nunca conoció a sus padres, se crió en un orfanato donde la azotaban con pencas, huyó, sobrevivió a dos razias en las que el aire dinamitaba con su polvareda el fértil suelo de las tierras en las que ella se dio cuenta que era incapaz de dar vida. Huyó nuevamente, la miseria la llevó a trajinar leoneras, esas casas de citas que dicen sirven para sacar de apuros, pero ella se metió para quedarse bastantes años, conoció a un truhán que se adueñó de ella doblegándola y esclavizándola, no fue necesario darle muchas vueltas para consumar el episodio patibulario donde se vengó desollándolo y quemándolo, huyó otra vez, enfrentó el cáncer, enfrentó la soledad, los escupitajos de un nuevo continente donde la veían como espécimen de sub-orden, hizo dinero refinando su mancebía, ahorró lo suficiente, volvió a su país con los carteles de gran dama del viejo mundo, compró un bonito chalet donde conservaba una foto que la enternecía, era la foto que se tomara en la Place de la Concorde con una niña que tenía el mismo color de sus ojos, la misma forma de su nariz, el laceado de su cabello, (era su vivo retrato solo que en pequeño), y ahora muchas décadas después de que el soplete hubo estado candente, la frialdad del otoño, la musica bethoviana y sus rosas, la tienen como dopada de su pasado que no le place rememorar, quiere traslapar ese estigma de haber pertenecido a las filas de las ejercitadoras del oficio mas antiguo del mundo con otro oficio mas antiguo aun, el oficio de esculpir (Dios esculpió al humano y el humano la civilización) la inservibilidad guardada en su psiquis queriendo convirtirla en una nueva oportunidad donde el sol le caiga a la cara sin chamuscarla con sus rayos acusadores y el respeto se asperje por donde fuera con un “Ma belle madame, le jour est plus beau à votre grâce”

viernes, 30 de octubre de 2009

Historia de un nerd (recontra-nerd)

Era una tarde vísperas de culminar el año cuando me invitaron a una reunión que al culminar me dejó en el paroxismo. Cursaba noveno grado. Yo era parco, dado al estudio. Apenas si me insertaba en las actividades amicales del salón. Hasta que me pasó algo con Darya quien me caía antipática por su arrogancia. Tenía razones para ser así: era tan bonita y popular como ella sola. Yo por mi parte me daba mi lugar. Sabía que por lo bajo me calificaban de nerd, asumiendo el apelativo con entereza. No es que no me doliera el sobrenombre, me dolía y mucho, pero cuando la tromba te cae es mejor ponerte a buen recaudo que acabar empapado, y así lo hice, me puse a buen recaudo recluyéndome con más ganas que nunca en el reducto del saber: la biblioteca.

La tarde a la que me refiero estaba yo de lo más concentrado cuando Darya con su cuaderno y un libro abiertos se puso a mi lado. ¡No entiendo, no entiendo!, dijo. Y sin mirarme se puso a hacer anotaciones. Luego de un rato otra vez salió con su monserga de ¡No entiendo, no entiendo!, pero añadió mirándome, ¿Tú entiendes? Yo que me había propuesto tratarla con indiferencia cuando me sonrió me desarmó. Pero no cedí. “Más o menos le contesté”. Ella notó en mis afectadas mímicas el sello hostil. No dijo más y calló. Yo que creí que lo que había dicho era pura alharaca me sentí azorado cuando vi que se estaba esforzando para que le salieran los ejercicios de física. Me paré, fui a la fotocopiadora y saqué copias de los resultados que yo había obtenido. Por un costado se los entregué y me senté. Las miró de reojo. Por un momento pensé que me las iba a despreciar. Pero no. ¡Gracias por tu solidaridad, pero si alguien no me explica no lo entiendo! Esa frase me apisonó por completo. Toda la tarde me la pasé aleccionándola. La tildé de completa tonta, pero demostró no serlo. Siendo casi las cinco sus amigas vinieron a buscarla. ¡Darya, qué pasó, te estamos esperando!, le dijeron. ¡Pues ya voy en un rato!, les contestó. A mí por supuesto ni me miraron lo cual hizo que otra vez el desconcierto se maridase a mi ostracismo social. Cuando sus amigas se fueron comenzó a acomodar sus apuntes. ¡Ya regreso, voy al baño!, me dijo de pronto. Moví la cabeza en asentamiento. Al regresar su rostro se había tornado mayestático, como si estuviese a punto de ir a una cita. ¿Por qué no te vienes conmigo?, me dijo mientras yo seguía repasando algunas fórmulas. “¿Qué, a dónde?”, le retruqué. “Tú sígueme nomás”.

Era el grupo cool al que tenía enfrente. Estaban en un salón ubicado en la parte en la cual se encontraban las instalaciones vejestorias del colegio. Mirarme fue como mirar a un espectro. A Darya la miraron como si la inquiriesen tácitamente el por qué me había llevado. ¡Él también va a jugar!, dijo señalándome. Si yo me sentía aturdido, ellos y ellas ni qué decir. Me puse sudorífico. ¡Creo que mejor me voy!, dije. “Oh no, no lo harás”, reaccionó. ¡Darya qué te pasa!, le refutó una de sus amigas. ¡Traer a…!
Y no acabó su frase peyorativa porque se fue. Aquella reacción fue algo natural para mí pues yo para ellos no era pasible de respeto. ¿Y qué hay de ustedes?, preguntó. ¡Te pasas de la raya, ah!, ¿Qué te has fumado, eh?, ¡Ya sólo falta que nos traigas a los que duermen en el parque!, fueron algunos de los comentarios que se rastrillaron mientras salían.

Nos quedamos solos. A Darya se le notaba con el semblante desairado, pero aun así se repuso. ¡Pues bien, juguemos!, dijo acercándose a una esquina de donde agarró una botella. “¿Sabes jugar botella borracha?”. De saber, lo sabía, pero de a oídas. Como no contesté ella prosiguió, “Es un juego donde se prueba hasta qué límites puede llegar uno”. Me hizo sentar sobre uno de los cojines que estaban sobre el suelo, sentándose ella también. Me explicó las reglas sucintamente, “Pico, mandas; base, obedeces”. Giró la botella y el pico acabó apuntándome. “Mandas”, dijo. Estaba nervioso, no sabía qué mandar, me parecía un atrevimiento, una prerrogativa de lo cachafaz. “Vamos, hazlo con toda libertad”, acotó. “Quiero que me digas por qué me trajiste aquí”, fue mi orden hecha pregunta después de una considerable dilación. No se hizo bolas, “Por haberme ayudado”, contestó. Volvió a girar la botella apuntándole esta vez el pico a ella. “Antes de ordenar quiero que me digas, ¿alguna vez has besado a una chica?”. Aquella pregunta descuajeringó mi circunspección. Comencé a ponerme trémulo. La vi acercarse. Hice un escarceo de reposición. “Salvo que me beses la respuesta es no”. No obtuve el efecto reconfortante que esperaba. ¡Cierra los ojos!, me ordenó. Podía sentir su perfume rozarme el tegumento, hacharme los folículos. Mis mejillas se coloraron en bermejas. La humedad de sus labios se posó en los míos como si un repentino rocío calase en un páramo. Fue rápido pero intenso. Desde esa vez ya no soy el mismo. Cada vez que voy a ese salón me sobrecoge un difuso sentimiento que tiene sabor a redención y sacrilegio.

lunes, 26 de octubre de 2009

Eclipse

Eclipses que son de seda, algunos de lija, que eclipsan nuestro visor o alguien se encarga de eclipsarlo. No hay necesidad de darle un portento melodramático, ¿por qué tendría que darsele? ¿qué sentido tiene? Da lo mismo cerrar los ojos que ponerse gafas para pasar por la garita de los reflectores donde los estiletes con sus deletereas viscosidades se incrustan con escarnio a nuestros epitelios. No hay forajido que tenga el podio asegurado. Vendrá otro de mayor rankeo, más avezado y le raerá el marbete. Quedará el primero como un escuálido, y el que lo releve como un escualo, claro está no a sus propios ojos, sino a ojos de la cazuela que lo vitupereara con el cinismo que por la espalda le reconoce cual papel que le pega mediante un abrazo, “Eres bravo ah, saqueas las arcas a costa de esos pobres ganapanes que se la tienen que ganar con el sudor de la coronilla, tú piola nomás basta una aceitada y quedas pulento”, “Eres bravo ah, con todas las jermitas que te levantas, hasta se las quitas a los giles que te llaman amigo”, “Eres bravo ah, manejas alcoholico, lisias a un par de cojudos que se cruzaron en tu camino, y después de haberte tensionado, un par de llamadas, el fiscal, el juez, y les recuerdas los agapes de la facultad en el Habana”. Es así, la gente a los pobres diablos les lanza estiércol, a los pendejos soterrados loores. De allí que se deriven la seda y la lija, de allí la maníquea e informe cualidad de la justicia que condena con laureles a quienes han sido transfronterizos, llamése tipos de catadura arribista sin importarles el cómo, solo el qué para llegar al poder que los vuelve terriblemente zotes. Ya nos pasa, tenemos ejemplos que en idiotez forajida son unas verdaderas deidades. Nos hacen eclipsar con una clepsidra que dura cinco años. Nos hacen ver la tiranía como una ridiculez que mas nos da vergüenza, ¡¡¡¡vergüenza ajena!!!, se creen tiranos pero ni en eso pueden descollar porque el tirano tiene un juicio torvo pero a la vez congraciante de darle lascas a los perrillos plebeyos, mendrugos que los consuelen pues quien esta acostumbrado al hambre con poquito siente que tiene bastante; pero con estos otorongos ni eso, ¡ni eso!, trabajan para el éter bufonesco como si fueran macacos que juegan a quién descascara más rápido las bananas, luego tropiezan, y luego nada, seguimos eclipsados contentándonos con que venga METALLICA. ¡¡Vaya, vaya, con estos jales si que estamos en los peldaños primermundistas!!!

sábado, 17 de octubre de 2009

Poder decirlo

Por qué ocultamos el punzón que guardamos en la lengua, por qué evitamos hacer una inmolación cuando alguien en la calle bota la basura y de lo mas normal prosigue su camino, o cuando una pareja discute y el patín le pega a la patina generalmente zampándole una cachetada, (u osadamente un combazo), o cuando hay personas que orinan cobijándose tras el árbol de un parque, o tras una pared descascarada, o cuando vemos que los que se creen vivos no quieren hacer su cola y se pasan de frente aduciendo un montonnnnnnnnnnn de objeciones poniendose incluso matonescos cuando se les dice que hagan su cola, o por que la gente no dice nada a los microbuseros cuando se detienen en paraderos no asignados, por qué ese afán pusilánime de hacernos de la vista gorda, por qué somos quedados, ¿¿¿¿por qué, por qué, por qué???????, ¿por qué no lo podemos decir?, ¿por qué hay ese chip silente en nuestras mentes?


¡Que tengan un reflexivo fin de semana!

viernes, 9 de octubre de 2009

Ciudadanos enfilados…¿a?

Hasta las hormigas se ordenan para ir de un lado a otro con racionalidad organizativa muy avanzada; hasta los elefantes se ajuntan con inteligencia para transportarse buscando comida; hasta los castores chapotean en condumio acuático para ir precaviendo nuevos proyectos constructivos que favorezcan a la comunidad castora, hasta los patos siguen la pauta comportamental de actuar decentemente aunque caminen como aves beodos; hasta los lobos respetan las lonjas de la presa que a su camarada de especie le ha tocado; hasta los delfines son más asertivos y no por ello dejan de ser curiosones y juguetones; y así la lista avanza mientras que acá unos ciudadanos enfilados de estulticia, sentido zote, falta de civismo y mendicidad moral convierten en detrito lo que debería ser frondosidad.

Son Gangresistas y no congresistas, porque están gangrenando el buen ejemplo con sus abyecciones.

Ciudadanos enfilados…¿a?

Hasta las hormigas se ordenan para ir de un lado a otro con racionalidad organizativa muy avanzada; hasta los elefantes se ajuntan con inteligencia para transportarse buscando comida; hasta los castores chapotean en condumio acuático para ir precaviendo nuevos proyectos constructivos que favorezcan a la comunidad castora, hasta los patos siguen la pauta comportamental de actuar decentemente aunque caminen como aves beodos; hasta los lobos respetan las lonjas de la presa que a su camarada de especie le ha tocado; hasta los delfines son más asertivos y no por ello dejan de ser curiosones y juguetones; y así la lista avanza mientras que acá unos ciudadanos enfilados de estulticia, sentido zote, falta de civismo y mendicidad moral convierten en detrito lo que debería ser frondosidad.

Son Gangresistas y no congresistas, porque están gangrenando el buen ejemplo con sus abyecciones.

domingo, 4 de octubre de 2009

Matando a la maldad

No puedo cejar en mis inquietudes, emplastos que son como cilicio meditabundo. Mientras escribo a renglones paralelos cuántos agonizan, cuántas lágrimas se derraman avenándose en cubiletes de impotencia, cuántos crímenes se perpetran, cuántos abortos son el efugio irresponsable de dos cobardes que para el placer dieron su anuencia pero no para la consecuencia, cuántos van cayendo en las garras de la deyección como la pornografía infantil, la explotación sexual, la trata de personas, cuántas mujeres están siendo saboteadas de sus derechos manchadas de deshonra y exclusión, cuántos ancianos están postrados y olvidados en tenderetes que no albergan más que hormigas, humedad y ese olor escatológico rondando sus dinteles corroídos, cuántos están haciendo un cónclave para secuestrar a la hija de un acaudalado, o para extorsionar con cupos que les sirva para sus pertrechos de vagabundez, desperdicio y vileza, o para asesinar a un chivato por órdenes de manes que le entran a la ruleta mafiosa vendiendo sustancias que engordan sus caudales pero empobrecen su sustrato existencialista, cuántas reuniones se van dando para lanzar proyectos dizque de restitución nacional, tocando puertas a los plutócratas sin considerar el adagio de que “Antes de recibir un favor, analiza muy bien cómo habrás de compensarlo”, y al final todo termina resultando el mismo festín de lo pantagruélico, la codicia y el arrumbamiento de lo colectivo por el hato particular; cuántas viudas lloran a sus muertos sin ver justicia en sus crespones colgantes en sus ventanas donde habiendo sol ahora solo ven un largo y oscuro eclipse, cuántos huérfanos o abandonados tienen el derrotero expedito para canalizar su impotencia en el fuselaje vandálico siempre con el mascarón de proa más mediático como lo es el pandillaje, cuántos que no saben leer ni escribir y quisieran que sus hijos sí lo hicieran pero las oportunidades escasas los hace atestiguarse que la pobreza es una clavazón aún más ferina que antes, cuántas adolescentes tiene que ceñirse de látex, pintarse los labios de rojo e impostar sensualidad cuando deberían estar en el colegio, cuántos llenos de vacío perpetuo y redundante siguen la pauta de los carneritos que esperan el fin de semana para como perros babeantes salir hacia los antros de neones y psicodélicas y entrar en un desenfreno juvenil que tiene su picantito en el “agarre, la libación, las pitadas, el esnifar y la cópula que dizque los hace mejor prontuariados en las artes amatorias” y al final eso queda como una muesca de pura, purita, puritita banalidad…..Jajaja, y hay alguien que se reí insomne, imperceptible como el silencio, desplegando sus tentáculos multinivel, dispersando la dilucidación, la reflexión, torneando en melifluo lo que normalmente tendría que ser objeto de reprobación desde todos sus ángulos, por qué quien dice que la maldad solamente es matar, secuestrar, golpear, violar, engañar, corromper; esas serán las ramas más altamente denigratorias, pero para combatir a la maldad yo puedo con rotundez decir que desde que hay displicencias cómo las de ( y solo para citar 3 ejemplos) que a un hijo no hay que disciplinarlo con vara pues se corre el riesgo de dañar su psiquis y dejarlo con trauma o que debe haber una campaña de apoyo de propulsión del sexo seguro (¿¿??) y solo con el afan superficial de que no conciba o contraiga enfermedades, pero ¿qué hay de su leitmotiv de adolescente de seguir la pauta de hacer activa su vida sexual pero inactiva su vida espiritual?, o cuándo uno se tiene que divorciar hay la justificación rastrera, simplista y cobarde (llorona, llorona, llorona) que LO NUESTRO ES IRRECONCILIABLE (y por qué no dicen lo mismo de sus propias existencias cuándo su mente está harto irreconciliable con su cuerpo y su espiritualidad) y terminan firmando lo que para mí es una de las más grandes maldades que el humano ha adecentado con una ley, pues aquí se comete perjurio de un juramento UNICO que hoy por hoy se ha convertido en una venalidad, un protocolo que tiene sus raíces en el hedonismo de que mientras todo esté bien, bacán y más o menos sobrellevable pues somos ósmosis, pero cuando ya no, pues somos amebas, y así que sigue tu camino, y yo el mío, y ¿los hijos?…pues para eso están los sicólogos ¿no?

jueves, 24 de septiembre de 2009

¡Hola corazón, ya estoy llegando, ¿ya?!

Contesté el celular y todo fue como un reviente que sacudió mis tímpanos. ¡Hola corazón, ya estoy llegando, ¿ya?!. Me dejé llevar por esa voz de radio: melódica, empalagosa, sensual. Hube de hacer un gesto. Hube de pensar en que estaba pasando por aquel procesamiento confuso. Había tenido mi batalla perdida en el día, desfalleciendo en la noche temprana después de haber tenido jornadas intensas previas. Mis clavículas tensas, unas anotaciones parcas de los cursos que mas que aclararme las vias del conocimiento exiguo me confundían. Y venía a escuchar esa voz, esa voz que proseguía con su melodía entusiasta como si fuera a impacientarse por no obtener respuesta. ¿Quién sería? No lo sé. ¿Sería una broma? Lo descarto por el énfasis ceremonial. Yo me plegué hacia atrás, di una mirada a los embustes de las todavía inauguradas obras del alcalde, y contesté mas seco que un higo envasado herméticamente….”Ya, ya, ya” y colgué haciendo una extrapolación de esa voz que si tuviera la pericia de un pincelista estoy seguro que acorde a su agradabilísimo y sensualon tono, pintaría para hembrón.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Infidelidades

¿A quién o a qué nos arrimamos cuando se nos cruza la penuria como si fuera una garúa de ácido, de ácido que duele cuando descubrimos que alguien a quien queremos tiene, o mejor dicho, ha pasado a la fila de los infieles?

¿Nos arrimamos a nosotros mismos, a estar entre quejidos y ayes que nos conducen a un desmejoramiento que nos descreemos cuando nos repetimos que va a pasar pronto y al final todo va pasando menos el dolor que se hace agudo? (Al final-final va a pasar pero mientras dure el instante se convierte en eterno calvario)

¿Nos arrimamos a la agregaduría amical que nos apoya, que nos escucha y nos da palabras de ánimo y son los que tienen en la confidencialidad el arma con la que podemos sentirnos un poco menos pesarosos ya que contarles nuestra pena ayuda a que la lucha ya no sea solo de uno? (¿Y si fuera que se amigo que esa arma el amigo o amiga nuestro lo utilizara en contra nuestra?)

¿O nos arrimamos a un ser supremo al que buscamos en el silencio y en la soledad del fatídico momento, lo cual no significa que por más descreído que seas de confiar en alguien supremo vayas a desechar tal posibilidad dado que desahogarte contigo mismo no basta y necesita entonces la cobertura de ese ser supremo que los creyentes identicazos como Dios?

¿Acaso no es pues una lección de verdadero consuelo saber que hay alguien allí arriba al que acudes para llorarle por una infidelidad cuando precisamente un acto de infidelidad más acentuado es cuando teniendo todos los bonitos y alegres momentos para acercártele solo miras hacia Él cuando te sientes una hoja estropeada, una sopa fría y aguachenta o una candela que un voraz viento arrasó para ni siquiera dejar cenizas?

Yo creo en Dios y sería infiel si no dijera y si no reconociera que muchas veces le he sido infiel, pero lo maravilloso es que a pesar de ello, Él siempre me escucha con igual o mayor atención que los amigos o lo que yo mismo pudiera escucharme.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Indiferencias, aparte

Hay una historia que ratifica que cuando nos ponemos la mano en el pecho para colaborar por causas buenas se puede mover el mundo hacia mejores perspectivas, o al menos así como va, tan de mal en peor, por lo menos podemos con este tipo de demostraciones desacelerar el empeoramiento. Por estos días hay una campaña a la que lamentablemente la gente no le está dando la debida importancia. Todo lo manoseado o lo que es propenso a serlo puede barrer con toda la atención que alguien sea capaz de dar pero lo concerniente a cosas como el cáncer no pasa simplemente ser mirado desde el balcón con frases de “si pues qué pena da” o “hay que ponernos la mano en el pecho” pero a la hora de la verdad aquellas palabras no son mas que gaseosidad. No es así como se demuestra la convicción que uno dice tener. Por la calle hoy he estado ayer y antesdeayer viendo a los que ayudan a recolectar para la campaña de la LIGA POR LA LUCHA CONTRA EL CANCER y aunque hay que reconocer que hay personas que sacan con las más sinceras ganas de contribuir, otros ni tanto pero al final terminan dando, pero una no despreciable parte es la que campea haciéndose de la vista gorda cuando los voluntarios estan por donde transitan y he visto que algunos voluntarios ni siquiera se les acercan y ya hay como una preprogramacion para huirles, buscando no pasar tan cerca de ellos como para no sentir seguramente el retortijón por ser tan tacaños o indiferentes, que al final se consuman en una misma cosa: que mientras a uno de ellos no les aceche esas enfermedad ya sea directa o indirectamente, el mundo seguira siendo para ellos una confabulación para vivir así sin mas ni mas sin saber que cuando les toca, si es que les toca, otros serán los indiferentes, pero el infortunio será el mismo, o quien sabe, hasta peor.

Indiferencias, aparte

Hay una historia que ratifica que cuando nos ponemos la mano en el pecho para colaborar por causas buenas se puede mover el mundo hacia mejores perspectivas, o al menos así como va, tan de mal en peor, por lo menos podemos con este tipo de demostraciones desacelerar el empeoramiento. Por estos días hay una campaña a la que lamentablemente la gente no le está dando la debida importancia. Todo lo manoseado o lo que es propenso a serlo puede barrer con toda la atención que alguien sea capaz de dar pero lo concerniente a cosas como el cáncer no pasa simplemente ser mirado desde el balcón con frases de “si pues qué pena da” o “hay que ponernos la mano en el pecho” pero a la hora de la verdad aquellas palabras no son mas que gaseosidad. No es así como se demuestra la convicción que uno dice tener. Por la calle hoy he estado ayer y antesdeayer viendo a los que ayudan a recolectar para la campaña de la LIGA POR LA LUCHA CONTRA EL CANCER y aunque hay que reconocer que hay personas que sacan con las más sinceras ganas de contribuir, otros ni tanto pero al final terminan dando, pero una no despreciable parte es la que campea haciéndose de la vista gorda cuando los voluntarios estan por donde transitan y he visto que algunos voluntarios ni siquiera se les acercan y ya hay como una preprogramacion para huirles, buscando no pasar tan cerca de ellos como para no sentir seguramente el retortijón por ser tan tacaños o indiferentes, que al final se consuman en una misma cosa: que mientras a uno de ellos no les aceche esas enfermedad ya sea directa o indirectamente, el mundo seguira siendo para ellos una confabulación para vivir así sin mas ni mas sin saber que cuando les toca, si es que les toca, otros serán los indiferentes, pero el infortunio será el mismo, o quien sabe, hasta peor.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Por qué Malala, por qué?

Te fuiste como sombra muda, a esas tierras del este, dejándome con el bocio inflamado y con la cachimba colgando de mi boca. ¿Por qué eh? Qué te hizo cambiar de opinión si ya habíamos acordado permanecer en trabazón a pesar que nuestro futuro nos deparaba penurias. No termino de entenderlo, pero qué más da, sé que encontrarás un horizonte de ambrosías, delectaciones y de realizaciones, mientras yo bajo un túmulo rodeado de abrojos y malezas no seré más que escoria, reconcomio inerte que en alguna parte de ese lugar por donde deambulan ánimas y seres prístinos haré un espacio tabicado y erigiré una hornacina plasmando tu imagen con los yacimientos de tu recuerdo, y pediré por ti, y haré un cambalache por ti, que todo sufrimiento, desgracia o maldición sean para mí, y que todo rigor dichoso yazga en tu porvenir. Adiós.

domingo, 13 de septiembre de 2009

El Gordo

No se puede hacer dijo el Gordo cuando le dijimos que lo haríamos, y que si contábamos con él nos lo hiciera saber. Él sin mucho de que aspaventarse y directo como es, nos dijo que no se puede, que no, no y no. Pues bien, eso de tratar de convencerlo a nosotros no nos movió pero eso sí nos aseguramos de que se fuera para su casa y que se mostrara de lo más normal pues siempre que había una extraña situación él se ponía nervioso.

Pues bien iniciamos la marcha para llevar acabo lo que habíamos planeado. Teníamos que entrar a una casa que quedaba a unas cuantas cuadras. Era una casa abandonada y de la que se decian muchas cosas raras que siempre salen a flote como que hay aparecidos, sonidos misteriosos y un largo etcétera.

Fuimos pues. Eramos seis premunidos de linternas. Salvo la parte exterior por dentro era oscuro. Pensamos en echarnos para atrás. Nuestra meta era entrar y activar las luces. No era tan difícil, lo supusimos. De un momento a otro hicimos nuestro ingreso. Se escuchaba un crepitar extraño. Quisimos asustarnos, porque se escuchaban pisadas.

Grande fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que era una guarida de gatos, que digamos no nos miraban con mucha cortesía que digamos. Sus ojos relumbraban cuando les apuntábamos con las linternas.

Salimos de allí, nos fuimos a comer y luego cada uno a su casa.

Cuando el Gordo me llamó le dije que Sí habíamos podido entrar y que no había pasado nada salvo que el Truli había decidido adoptar uno de sus gatos contra su voluntad y que algunos arañazos, que se verían el lunes en el colegio, eran la prueba de que imponerse al minino no le había sido fácil.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Bienvenidos sean todos

Escribo este blog como quien incursiona por una nueva calle de un lugar desconocido, que bien puede ser el barrio distinto al que nunca fui, la ciudad de provincia por la que tal vez pasé y jamás visité, o el país distinto al que fui pero solamente a esos sitios enjabonados de buena facha, de calles limpias y balcones bien ornamentados, sin ir a points donde la estética fuera otra y su aire de distinta costura también. Por eso ahora que escribo aprovecho para sacar mi lado oculto, ese lado que por estudiar una carrera muy distinta a lo que son las letras, me ha llevado a taponarlo muchas veces empozándose una tristeza que disimulaba yéndome con los amigos a tomar unas chelas mientras armábamos chacota y le hacíamos silbidos a las ricas hembras. Ya lo iré contando, pero a lo que iba, ¿qué era?...¡Ah sí! Que me doy la bienvenida y de paso se la doy a todos aquellos que compartirán conmigo está bitácora ya sea que la observen tangencialmente o que viertan sobre ella algún comentario venga como venga (con azufre, melcocha, ají) que será siempre bien recibido siempre y cuando no me estén mentando a mi santa madre ni me estén pidiendo citas a ciega (Y no insistan por favor, jaaaaaaaaaaaaaaaaa)

Bueno, ¡¡¡Bienvenidos sean todos!!!